Cómo dejar de procrastinar: 7 estrategias reales para empezar y no rendirte

Sabes lo que tienes que hacer, pero no lo haces. Das mil vueltas, te distraes con cualquier cosa y cuando te das cuenta, ya ha pasado el día. ¿Te suena? Eso es procrastinar, y nos pasa a todos.

La buena noticia es que no tiene por qué seguir siendo así. Hay formas reales y sostenibles de cambiar este hábito, sin caer en la culpa ni en la autoexigencia. Aquí te dejamos 7 estrategias prácticas para dejar de procrastinar y empezar a avanzar con más claridad y calma.

Tip extra: Combinar estas técnicas con journaling puede ayudarte a entender por qué postergas y a crear un sistema más alineado contigo. Puedes ver este artículo sobre ejercicios de journaling para acompañar el proceso.

1. Divide la tarea en partes pequeñas

Uno de los motivos más comunes para procrastinar es que la tarea parece enorme. Solución: divídela en pasos mínimos. En lugar de “hacer el proyecto”, empieza por “abrir el documento y escribir el título”. Esa primera acción abre la puerta al resto.

2. Usa la Técnica Pomodoro

Este método consiste en trabajar durante 25 minutos sin distracciones, seguido de un descanso corto. Es perfecto si te cuesta concentrarte. Hay apps como Pomofocus que te ayudan a aplicarlo de forma sencilla.

3. Cambia tu entorno (aunque sea un poco)

A veces solo necesitas moverte. Trabaja desde otra habitación, cambia la iluminación o pon música instrumental. El ambiente influye mucho en tu nivel de energía y enfoque. También puedes probar nuestra papelería inspiradora para motivarte al empezar.

4. Empieza con solo 2 minutos

Cuando no te apetece hacer nada, dite a ti mismo: “solo voy a hacerlo durante 2 minutos”. Muchas veces, lo difícil es empezar. Una vez empiezas, te cuesta menos continuar.

5. Escribe qué te frena

¿Por qué estás procrastinando? ¿Miedo a no hacerlo bien? ¿Demasiada presión? ¿Aburrimiento? Usa el journaling para detectar los pensamientos detrás. Puedes inspirarte en nuestro post "Qué es el journaling y cómo empezar".

6. Establece una recompensa real

El cerebro ama las recompensas. Cuando termines esa tarea que no te apetece, date un pequeño premio: un paseo, una serie, una merienda rica. Asociar esfuerzo con placer hace que tu cerebro quiera repetirlo.

7. No esperes motivación: crea rutina

La motivación no siempre llega sola. Pero si tienes una rutina, no dependes de ella. Intenta trabajar siempre a la misma hora, en el mismo sitio. Puedes acompañarlo con hábitos como cuidar tu salud mental o crear una rutina matinal que te active.


Todo empieza con el primer paso (aunque sea pequeño)

No necesitas convertirte en la persona más productiva del mundo. Solo necesitas avanzar un poco más que ayer. Y si un día no puedes, también está bien.

En Casa Caseta creemos que la productividad no tiene que ver con hacer más, sino con sentirte bien con lo que haces. Por eso diseñamos journals y herramientas que te ayudan a enfocarte desde el bienestar.

Regresar al blog